Hoy les quiero platicar mi experiencia con un padecimiento congénito que tuve: doble sistema colector.
Soy Brenda Rodríguez, tengo 50 años y hace 20 años me detectaron doble sistema colector derecho, esto se refiere a que nací con doble uréter derecho, el cual no fue detectado a tiempo y derivó en una cirugía para extraerme el riñón derecho, ya que no tenía funcionalidad.
Les cuento un poco de lo que viví a causa de esto: Recuerdo que de niña siempre tenía molestias para orinar (ardor, comezón), mi mamá me cuenta que desde que nací padecía frecuentemente de fiebres y vivía corriendo conmigo en brazos al IMSS, lamentablemente por ser servicio público no había facilidad para estudios más profundos para encontrar la causa raíz. Crecí con tratamientos médicos temporales, ya a los inicios de mi edad adulta, comencé a atenderme por mi cuenta ya que sentía que algo no estaba bien, sin embargo, con los doctores que consultaba solo me hacían estudios superficiales como ecografías, análisis de orina y me recetaron antibióticos que quitaban la infección urinaria temporalmente, las infecciones urinarias eran repetitivas. Había ocasiones en que tenía que ir a inyectar un antibiótico llamado “amikacina”, para el dolor de espalda baja y para la infección.
Al pasar de los años me casé y embaracé a los 28 años, lamentablemente tuve un aborto a las 8 semanas de gestación y al hacerme estudios de rutina mi ginecóloga detecto infección urinaria fuerte y me recomendó acudir con un Urólogo, me comentó que al volver a embarazarme corría el riesgo de aborto debido a que, al ser infecciones urinarias fuertes, podría tener problemas. Visité 2-3 urólogos y todos lo mismo: ecografía de contraste y el diagnóstico era un quiste líquido en el riñón decían, que no se le haría nada más que monitoreo, si se llegaba a solidificar ya se tomaban acciones, hasta que una amiga me recomendó a su primo Urólogo ya viendo que yo me doblaba del dolor y este me pidió hacerme un TAC y en ese estudio el radiólogo inmediatamente detecto el doble uréter derecho, esto era la raíz del problema sobre las infecciones urinarias repetitivas, ya que el uréter principal el cual estaba bien posicionado en la parte superior, no tenía salida en la parte que va a la vejiga y el secundario sí; pero no era la primer opción de salida del riñón, por lo tanto al no detectar salida del uréter principal, se regresaba al riñón y luego ya pasaba al secundario y este paso fue dañando el riñón. Después de este diagnóstico me hicieron diferentes estudios para determinar el funcionamiento del riñón: cistograma (radiografía detallada de la vejiga), gammagrama (examen imagenológico que se usa para diagnosticar enfermedades y averiguar su gravedad); y no sé qué tantos estudios más que terminan en grama; se determinó que solo tenía ya el 28% de funcionalidad. Cabe mencionar que en todo momento también estuvieron revisando mi riñón izquierdo y ese siempre salió bien en funcionalidad, por tanto, se procedió a programar la cirugía. Me dejaron la parte de riñón que funcionaba, con la esperanza que al corregir el uréter pudiera responder el sistema, sin embargo, no funcionó, aquí también tuvo que ver la vejiga pues por algo que no comprendo, había disminuido su capacidad a la mitad.
El Doctor me explicó que este padecimiento congénito se da mayormente en las mujeres que en los hombres y hace casi 50 años era más difícil detectarlo, que ahora con los grandes avances. Hoy sé que si se me hubiera detectado a tiempo no hubiera perdido mi riñón. Afortunadamente y gracias a Dios mi riñón izquierdo está sano, trato de cuidar la alimentación, no tomo refrescos de cola, café muy ocasionalmente, agua diariamente, alimentos bajos en sales, trato de evitar los medicamentos en lo que sea posible.
El año pasado les platiqué mi experiencia con el cáncer de mama y la mastectomía que tuve, hoy les comparto una más y en lo próximo espero compartirles de la histerectomía que pronto tendré.
Agradezco a Dios por su infinita misericordia, que como digo: siempre me da más de lo que le pido y mucho más de lo que le merezco. Vivamos cada día agradeciendo la oportunidad de un nuevo despertar enfrentando las pruebas que se nos presentan con valentía, que Dios no nos da ninguna carga con la que no podamos y él está siempre acompañándonos.
Dios nos bendiga.
Brenda Rodriguez
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