Un gran aprendizaje que obtuvimos de la pandemia fue darle importancia a la salud mental y al bienestar emocional. Entender estos temas puede ser complejo por la naturaleza abstracta de las emociones y los pensamientos, por lo anterior, este modelo al que he llamado Árbol de Consciencia Emocional permite visualizar de manera más clara la manera en que estos conceptos se relacionan, se alimentan, y observar en qué parte del proceso es factible realizar cambios que beneficien los aspectos de la vida, así como las herramientas necesarias para efectuar esos cambios.

Durante mi trabajo como arteterapeuta, he observado cómo las personas creen que sus emociones tienen poder sobre ellas, y que no hay nada que puedan hacer al respecto. En mi proceso de desarrollo personal tomé muchas terapias, y leí varios libros de autoayuda, porque sentía que no tenía control sobre mí. Por lo que me dediqué a encontrar una solución que me permitiera ser funcional en el mundo y tener relaciones sanas con mi entorno, así llegué a la creación de este modelo.

El propósito de este modelo es mostrar que es posible tener poder sobre nuestras emociones si llegamos a la causa raíz que las provoca, de esta manera se puede cambiar la realidad que vivimos: modificando las decisiones y acciones detonadas por las emociones.

Según estudios científicos tenemos unos 60,000 pensamientos diarios aproximadamente, y la mayoría son negativos, repetitivos y del pasado. Los pensamientos vienen de tres principales fuentes: creencias, experiencias pasadas e información del entorno. Las creencias pueden proceder de la religión, las tradiciones y los programas de “deber ser” que nos fueron instalados en etapas tempranas del desarrollo. Las experiencias pasadas involucran recuerdos tanto negativos como positivos, las memorias agradables pueden producir nostalgia y las desagradables provocar culpa o resentimiento. La información del entorno nos llega masivamente por los medios de comunicación y las redes sociales, las noticias usualmente provocan miedo y las redes nos plantean altas expectativas para cumplir por medio del consumo.

Las emociones se detonan casi automáticamente al ocurrir un evento o una situación, ya sea favorable o desfavorable, cuando no tenemos una mente entrenada reaccionamos a la emoción y tomamos acciones sin cuestionar de dónde viene el sentimiento. Los eventos son neutrales y los interpretamos según nuestra historia y las creencias que forman la identidad.

Cuando las emociones se reprimen y no se expresan, pueden somatizarse provocando enfermedades, pero cuando se expresan de manera desbordada pueden afectar las relaciones personales, tanto familiares como laborales, y la relación con el espejo, que es la más importante de nuestra vida. Cuando la relación con nosotros mismos se ve dañada, puede producir baja autoestima y autosabotaje de las oportunidades. Las emociones también afectan el manejo del dinero y las finanzas ya que la mayoría de los gastos que realizamos son emocionales.

Mi propuesta con este modelo es demostrar que las emociones discordantes – ya que no me gusta llamarles negativas –, pueden ser gestionadas activando un observador que nos permita detectar el pensamiento de dónde viene y encontrando la fuente de este. 

Las creencias, recuerdos e información del entorno son solo ideas, y las ideas se pueden modificar. Lo que se necesita es desarrollar la habilidad de crear nuevas ideas para tener diferentes pensamientos y provocar emociones constructivas. El principal obstáculo para lograr lo anterior es nuestra identidad, ya que está formada por esas creencias y vivencias pasadas, y el ego nos protegerá para no realizar cambios, para conservar nuestra identidad y lealtad al sistema familiar. 

La información del entorno también proviene de las opiniones que los demás tienen de nosotros, desde la infancia temprana las palabras que escuchamos son programadas en la mente y en la edad adulta se convierten en el diálogo interno. Sin embargo, rara vez se cuestionan estas ideas y es difícil atreverse a cambiarlas, principalmente porque no sabemos cómo.

Existen experiencias pasadas muy dolorosas, heridas de abandono o rechazo que pueden seguir abiertas a pesar de los años, y existe la idea de que el pasado no se puede cambiar, pero yo afirmo que sí se puede.  Me explico: el hecho en sí no cambia, pero el daño emocional que este hecho provocó sí se puede sanar. En Arteterapia existen herramientas para regresar a ese momento y darle otro final, esto lo he visto muchas veces con pacientes en mi consulta como arteterapeuta y a continuación comparto un caso real utilizando un nombre ficticio. Vamos a llamarle Gema. 

En la primera sesión de Arteterapia hicimos una exploración de las situaciones no resueltas que existían en su subconsciente, la técnica de scribble nos llevó a descubrir que algo había pasado cuando Gema tenía 6 y otra vez cuando tenía 9 años. Al preguntarle qué recordaba, me comentó que no tenía recuerdos previos a sus 9 años, lo que no es muy común y dijo que le preguntaría a su mamá.

Gema es una mujer adulta de 38 años, guapa, profesionista, divorciada, con una hija adolescente, que había acudido a terapia conmigo porque sus relaciones de pareja no funcionaban ya que siempre vivió experiencias de infidelidad. 

Al regresar a su segunda sesión, Gema comentó que le había preguntado a su mamá si había sucedido algo relevante a sus 6 y 9 años, ella le platicó que a los 6 años paseando por Veracruz, habían visto a su abuelo con una señora que no era su abuela en actitud romántica.  Dado que Gema era muy cercana a su abuelo, esta situación fue un evento traumático, y nadie le explicó lo que pasaba, solo presenció la confrontación y el conflicto. Después, a sus 9 años, descubrieron en otra situación incómoda, que el papá de Gema era infiel a su mamá. Su mente había bloqueado estos recuerdos.  La Arteterapia nos ayuda a llegar a la parte del cerebro donde se almacenan las memorias no verbales, esta disciplina ayuda en traumas ocurridos durante la infancia ya que los niños no tienen suficiente lenguaje para verbalizar sus sentimientos. El Arteterapia proporciona materiales para realizar una expresión sensorial y visual, que es más fácil de manejar en la infancia y con traumas provocados en esa etapa de la vida, aunque ya seamos adultos. 

Para revivir el momento del trauma utilicé una técnica de Arteterapia con títeres, pero no de la manera en la que los psicólogos utilizan los títeres, sino que Gema construyó sus propios muñecos para representar a cada uno de los actores del evento. Esto permitió que el proceso de creación la llevara a un estado alterado de consciencia para acceder a sus pensamientos más profundos, y lograr una sanación real cuando ella recreó la situación y pudo expresar lo que su niña interna todavía estaba sintiendo.  Recibió la visita de su yo adulta para darle la contención que necesitaba en ese momento, todo esto con una representación de títeres que ella construyó.

En tiempos de post-pandemia estamos viviendo miedo y ansiedad, los pensamientos que los provocan provienen de las noticias y también de experiencias pasadas. Las incertidumbre que vivimos esos años han dejado huella en nosotros.

La manera para romper el ciclo es escuchar la emoción, no bloquearla, darle forma y color con técnicas de Arteterapia, observar que viene de una idea y que esa idea se puede cambiar. No es fácil porque traemos una inercia de pensamientos que son habituales, así que se requiere de práctica y paciencia para generar nuevos hábitos emocionales. 

Los expertos comentan que la dificultad en cambiar cualquier tipo de hábito es que se genera un vacío, la recomendación es reemplazar el hábito que no deseamos con otro. En el caso de las emociones hay que reemplazar los pensamientos por otros nuevos. Se requiere práctica y creatividad para tener una mente entrenada que no se deje llevar en automático por los pensamientos. Las actividades de Arteterapia también ayudan a desarrollar la creatividad estimulando el hemisferio derecho del cerebro, para esto yo recomiendo dibujar y pintar con la mano izquierda.

La recomendación es crear pensamientos de lo que sí queremos para generar emociones agradables, y aunque es imposible mantener un estado de felicidad el 100% del tiempo, lo que buscamos es ser funcionales y que cuando aparezca una emoción discordante la podamos procesar rápidamente y volver a la paz.

Dra. H.C. Diana Karina Vásquez Ochoa

Especialista en Arteterapia y Desarrollo Humano

Arteterapeuta y Directora de Fundación Arterapia de México A.C. 

Autora y Conferencista

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