Soy Cordelia Weigend Rodríguez, pero me gusta mucho más que me digan “Cor”. Nací el 13 de marzo de 1996. Mis 3 hermanas, 2 hermanos, papá y mamá, dicen que me esperaban con mucha emoción, sin embargo, ese día no los pude ver porque el cordón umbilical no me dejaba respirar. Nací asfixiada, chiquita y sentada.

Los doctores dicen que estuve muerta durante un minuto y me tuvieron que revivir. Pesé 1 kilo y 700 gramos, tenía hipoxia, hipoglucemia e hipotermia. Mis primeras 24 horas fueron críticas y casi nadie entendía qué estaba pasando. A través del cristal del hospital, mi familia veía más cables y tubos que a mí, porque estuve más de un mes con respirador artificial y viviendo en una incubadora.  

El diagnóstico final fue parálisis cerebral infantil, que explicado de manera sencilla genera los siguientes problemas:

·   Rigidez muscular (espasticidad)

·   Movimientos involuntarios (discinesia)

·   Falta de equilibrio y de coordinación (ataxia)

Empecé con las terapias muy temprano. He pasado por nueve tipos de terapias diferentes y 6 cirugías desde los ojos hasta los pies, pero, me han ayudado a mejorar mi manera de hablar, mi postura, mi flexibilidad y mi manera de interactuar con un mundo que muchas veces es inaccesible para nosotros. Los pequeños cambios muchas veces importan mucho.

Además de tener parálisis cerebral e ir al doctor o a las terapias todos los días, también hice otras cosas:

A los cuatro años me inscribieron en una escuela que acepta y está capacitada para recibir a personas con discapacidad: el Formus. Ahí cursé kínder, primaria y secundaria, también hice amigas y amigos que mantengo hasta el día de hoy. A veces es difícil tener amistades cercanas, porque la gente pocas veces sabe cómo reaccionar ante la discapacidad porque muchas veces somos “invisibilizados”. Era difícil que me imaginaran estudiando la preparatoria porque nunca habían visto a alguien con discapacidad estudiarla, o que me imaginaran bailando en una fiesta, cuando nunca vieron a alguien dar vueltas en una silla de ruedas, mientras la pasaba bien… La discapacidad es más difícil cuando se es invisible. 

Volviendo al tema de los estudios. Al terminar la secundaria otro reto fue encontrar la preparatoria y me inscribí a Prepanet del Tec de Monterrey. Con el apoyo de mi familia y mi mamá logré graduarme, aunque creo que los programas de Preparatoria y Universidad en México aún no toman en cuenta a personas como yo o con otros tipos de discapacidad. De nuevo, podemos considerar que somos un poco invisibles. Planes de estudios no adaptados, infraestructura inaccesible y, además, poco personal con algún tipo de discapacidad que nos hace ver que es posible estar ahí, que es posible llegar ahí.

Por eso, después de la prepa me certifiqué y me especialicé en Accesibilidad y en Estacionamientos Accesibles, en el Instituto de Accesibilidad, un Centro de Capacitación en España. 

Que las personas con discapacidad podamos ocupar espacios depende en gran medida de que podamos llegar a esos espacios de forma rápida, sencilla y segura, sin poner en riesgo nuestra vida cada vez que nos movemos por la ciudad.  

Durante mi vida he formado parte de diferentes grupos: Unidos, Sé Líder y Abriendo caminos como los que más me marcaron. En estos grupos me he dado cuenta de que nunca me debo de conformar, sino que puedo destacar en la sociedad, a pesar de la discapacidad, por la discapacidad y para dar voz a personas discapacitadas que muchas veces no la tienen. Eso he intentado desde ese momento: mejorar, esforzarme más, hacer más y entregarme más en cada una de las actividades que realizo, siempre comentando o haciendo ver a las personas que en cada iniciativa, planeación, retroalimentación e implementación se debe de tomar en cuenta que las personas con discapacidad somos muchas y existimos. 

Hoy soy jugadora del equipo de fútbol de Powerchair football México, que es una variante del fútbol soccer, pero adaptada para personas que no podamos caminar, correr o patear un balón. Se juega sobre una silla de ruedas motorizada y es muy divertido y retador. Mi familia siempre ha sido muy deportista y yo no me pienso quedar atrás.

           El tema de la discapacidad es un tema complejo, pues hay muchos tipos de discapacidad: motriz, sensorial, intelectual, psíquica, etc. y si a esto le sumamos que muchas veces la sociedad no nos toma en cuenta, todo se complica un poco más.

La lucha de las personas con discapacidad como yo, siempre es doble: luchar contra la discapacidad y luchar para adaptarnos a un entorno que no está pensado en nosotros. Si las personas nos ayudan a desenvolvernos, a generar espacios de encuentro, a ponernos en la toma de decisiones, a hacer accesibles los lugares, entre todos lograremos hacer que este mundo se reivindique, que las personas con discapacidad dejemos de ser invisibles y que la pluralidad y diversidad nos haga crecer como sociedad. Cada uno, desde donde está, puede hacer grandes cosas para lograr este cambio.

Cor Weigend

Instagram: @cor.weigend