Quiero iniciar este mensaje agradeciendo a Dios por darme la oportunidad de llegar hasta donde me lo he propuesto; a pesar de que falta mucho camino por recorrer, sé que sin Él no hubiera avanzado un solo paso.
Considero que tengo una gran cantidad de experiencias por compartir, pero debo empezar por hablarte un poco sobre mi trayectoria: soy la menor de cinco hijos en mi familia, por lo que mi infancia fue un poco más sencilla que para mis hermanos y hermanas. Mi vida adulta, sin embargo, no resultó tan fácil como mis amigos y conocidos pudiesen creer.
Me gusta pensar que mi deseo de triunfar nació junto conmigo: fui una bebé prematura, por lo que estuve dos meses peleando por aferrarme a la vida; desde entonces he luchado por todas las oportunidades que se me han presentado. Las posibilidades económicas de mi familia eran las necesarias: no tuve lujos, pero tampoco me faltó nada. Debo decir que la formación que recibí en casa estuvo siempre orientada hacia el trabajo como empleada, o incluso, no trabajar en lo absoluto: para ser honesta, ser una empresaria y generar empleos nunca estuvo en mis planes.
No obstante, hace más de quince años –ya con una familia formada– mi esposo y yo nos vimos en una situación de desempleo. ¿Y ahora, qué? ¿Cómo pagaremos las deudas? ¿Qué sigue para nosotros? Las interrogantes eran infinitas; más, como mencioné al inicio, las respuestas llegaron de la mano de Dios, que nos mostró el camino de las ventas y, prácticamente sin conocimiento del tema, decidimos adentrarnos en esta aventura. Fue así como inició esta pequeña historia: han sido años de capacitación, perseverancia y dedicación que nos han dejado experiencias muy valiosas.
Hace seis años, casi una década después de haber comenzado en el ámbito de las ventas, me dí cuenta de que los aprendizajes adquiridos eran demasiado preciados para permitir que se perdieran, por lo que decidí aventurarme en un proyecto aún más loco, uno que jamás imaginé ser capaz de realizar: escribir un libro; un compendio de todos los conocimientos y anécdotas, los triunfos y los fracasos que han marcado mi trayectoria empresarial, así como el proceso y las estrategias de ventas que han significado el éxito de mi empresa, con el fin de que sea de provecho a aquellos interesados en crecer y llegar a ser empresarios en esta noble profesión.
En los primeros capítulos de mi libro, que he titulado Mis tres pilares en las ventas, encontrarás el que considero que es el mensaje primordial, puesto que con eso comienza todo: ¡CRÉETELA! Esta actitud de autoconfianza ha sido la base de todo lo que he logrado.
Por creérmela logré conformar más de dos empresas, crear programas orientativos sobre finanzas personales transmitidos por mis redes sociales, registrar más de cinco marcas propias, escribir y publicar libros y, en resumen, llegar más alto de lo que nunca imaginé. Te invito a que grabes a fuego en tu mente esta palabra, ya que todo es posible ¡siempre y cuando tú lo creas!
Créetela, crece, sigue avanzando y no te detengas: que cada meta alcanzada sea el inicio de una carrera hacia un objetivo mayor o más desafiante, por supuesto, resulta mucho más fácil decirlo que lograrlo debido a que nuestra mente es proclive a pensar menos de nosotros mismos, especialmente en momentos de adversidad.
Aunque existen personas que son naturalmente propensas a «creérsela», para la mayoría va a representar un esfuerzo, pues esto debe tornarse en un estado perenne e inalterable, es decir, un créetela constante y persistente, siempre creer en ti y así decidir hacerlo día a día.
Como dijo Henry Ford: «Ya sea que pienses que puedes o que pienses que no puedes, estás en lo correcto». La intención de este capítulo es que formes parte del grupo que cree que sí puede lograr sus metas. Por supuesto, no es tan fácil mantener un estado de optimismo permanente; las cosas se van tornando más complicadas cuando no te enseñaron desde pequeño a «creértela»; cuando, al compartir tus planes a futuro con tus seres queridos, solo escuchas malos presagios que te infunden miedo; cuando, en fin, ves fracasar a personas que creías más exitosas que tú.
En mi libro abordo algunos de esos factores que se interponen entre una mentalidad promedio y una que realmente «se la cree», infundiendo miedo o inseguridades y constituyendo verdaderos obstáculos para el logro de nuestros objetivos:
- Entorno: En este proceso de crecer con mi experiencia como empresaria he aprendido que existen factores extrínsecos que pueden intervenir en el camino de alcanzar tus metas; un ejemplo claro es el ambiente social, familiar y económico en el que naces y te desarrollas, pues si bien la automotivación para tener éxito viene desde dentro de tu ser y con ella es posible lograr lo que sea, el apoyo y la educación que recibes de tus allegados influye en las decisiones a tomar sobre el rumbo de tu vida. Si tus objetivos van en contra de tu propio entorno, es posible que sea más complejo sacarlos adelante y no rendirse a la mitad del proceso.
Es común escuchar a nuestra familia y amigos decir que lo que nos proponemos «es muy complicado», «no se puede» o «tú no podrás lograrlo, porque no estás hecho para eso». Es indispensable eliminar estos prejuicios o estigmas de nuestro pensamiento y creer en nosotros mismos: si queremos algo, debemos ir por él sin hacer caso a quien diga lo contrario; recuerda la fábula de la rana que sale de un pozo simplemente porque era sorda.
- Zona de confort: Con este concepto me refiero a ese espacio seguro donde no arriesgamos, pero tampoco crecemos; más que un espacio físico, es un estado psicológico, lo cual lo hace todavía más peligroso, porque no se limita a una barrera física construida a nuestro alrededor, sino que afecta directamente a nuestra forma de pensar y nuestra rutina, provocando que todo lo hagamos casi por inercia y que caigamos, sin darnos cuenta, en una apatía o vacío existencial. Si te conformas con pocos ingresos, o bien, con «salir tablas» en el mes, te aseguro que te encuentras en la zona de confort. Por ende, si entre tus planes se encuentra algún tipo de crecimiento, ésta te impedirá seguir avanzando y crecer como tú lo has deseado o imaginado.
«La zona de confort es la excusa perfecta para no hacer, no arriesgarse, no crecer y, en última instancia, no vivir». Con esta cita te invito a reflexionar si alguna vez has querido hacer o conseguir algo y, por escuchar los comentarios negativos, nunca te atreviste a crecer.
- Pretextos: El origen este concepto se atribuye al vocablo latino praetextus (prae, que significa «antes» y textus, derivado del verbo texere y significa «tejer») y se utilizó para denominar a los tejidos o bordados que se colocaban sobre otros trazados, protegiéndolos o enmascarándolos. Posteriormente, los antiguos romanos utilizaron la palabra praetextum para el bordado sobre los tejidos, mientras que praetextus se expandió a todo aquello que sirviese para simular una situación, o bien, que se usara de excusa para resguardar otro evento. Efectivamente, los pretextos o excusas son los primeros obstáculos a los que te puedes enfrentar, por lo cual quiero compartirte que existen diversas formas de no caer en ellos y la más utilizada y concisa es la de ponerte metas claras y accesibles para cumplir.
Aprovecho este espacio para contarte, estimado lector, que nunca imaginé que me vería inmersa en el dilema de seleccionar entre varios tamaños de libro, si escoger pasta dura o blanda, cual foto es la adecuada para la contraportada o cuántas secciones incluir en el texto. Hoy, mi libro es una realidad gracias a que no me dejé influir por el entorno desfavorable de la contingencia por el covid-19, cuando parecía imposible o, al menos, muy complicado iniciar o concluir un proyecto nuevo. Fue terminado, además, cuando mis ventas estaban más altas que nunca, por lo que para mi resultaba más sencillo ignorar esta responsabilidad social y quedarme en mi zona de confort. Te invito a emular mi ejemplo: que creas en ti mismo, que no te dejes vencer por lo negativo que te rodee; que siempre busques más.
En una ocasión, una amiga me preguntó cómo hacía para lograr lo que me proponía. Mi respuesta fue:«porque para mí no existe la frase no puedo». Eso es de lo que quiero convencerte: de que elimines la programación negativa de tu mente, sustituyendo el «no puedo» por un «¡creo en mí!» Estoy convencida de que TODOS somos capaces de alcanzar nuestras metas en la vida, siempre y cuando realmente lo deseemos, que estemos dispuestos a desarrollar nuestras fortalezas y aprendamos a explotar al máximo esa habilidad con la confianza que da el creérsela.
Te invito a leer mi libro “Mis tres pilares en las ventas” disponible en Amazon Kindle.
Alejandra Fernandez
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