India, una cultura que me sacudió por completo.
Hola, mi nombre es Karen Zamora, soy originaria de un pueblo llamado Casimiro Castillo en el Estado de Jalisco en México, y por caprichos del destino hoy me encuentro viviendo en la ciudad de Mumbai, en India.
Después de cuatro años de relación, me casé con un ciudadano indio, el amor de vida. Durante nuestro noviazgo, él hizo cuatro visitas a México y yo hice dos a India.
Llegó el momento de la verdad, cuando, después de casarnos a la usanza mexicana, regresábamos a India tomados de la mano. Les tengo una noticia: visitar India y vivir en India no es lo mismo.
Recuerdo cuando llegué a India, recién graduada, con una preocupación latente de mi futuro profesional, recién casada, cosa que jamás pensé hacer en la vida y enfrentándome a un mundo abismalmente diferente a lo que conocía. Una muchacha independiente, libre, responsable de sus decisiones, consciente de su libre albedrío, quien no sabía mucho acerca de dar explicaciones, ahora se encontraba en una sociedad donde la individualidad, el espacio personal y la toma de decisiones autónomas simplemente no estaban en el vocabulario.
Cosas pequeñas pasaron al principio, como cuidar lo que debía de vestir, separarme de mi esposo en las fiestas e irme con mujeres con las que por falta de idioma no podía comunicarme, el cambio enorme en la gastronomía, y sobre todo, estar demasiado lejos de mi familia, de mi cultura y de todo lo conocido.
Mi esposo solía decirme, antes de que yo viniera a India, que cuando venías o la amabas o la odiabas, —no hay punto medio—, me decía. Sin embargo, para mí era difícil posicionarme, ya que, por un lado, podía ver lo majestuoso de la cultura, y por otro lado, la dificultad que representaba para mí vivir aquí.
India me sacudió. Me hizo cuestionarme quién soy, qué hago aquí, cuáles son las cosas importantes en esta vida y, sobre todo, puso a prueba mi fortaleza. Si te soy sincera, pasé alrededor de tres años sobreviviendo a India, en una incertidumbre abrumadora, de no saber quién soy, mucho menos a dónde ir. No se habla mucho sobre esto en las redes sociales, pero esa despersonalización en los expatriados es algo mucho más común de lo que pensamos.
Hoy, después de cuatro años de vivir en este hermoso país, dejé de sobrevivir a India, para empezar a vivirla. Amo y adoro sus mercados locales; aprender de su cultura a través del Ramayana, el Mahabharat y el trato diario con las personas, no sólo me ayuda a convivir mejor con mi realidad, sino que me enriquece bastante. India tiene lugares majestuosos, llenos de naturaleza, monumentos históricos, templos, mezquitas, Iglesias; playa, montaña, jungla. India lo tiene todo.
No te conté anteriormente, estudié Letras hispánicas en México y aunado a una certificación internacional, hoy soy profesora de español como segunda lengua y trabajo desde casa. Me he certificado como instructora de Yoga y disfruto mucho seguir aprendiendo de esta disciplina. Actualmente no tenemos hijos, pero no descartamos la idea.
India me enseñó a aceptar que no todo depende de mí, y que la aceptación es a la vez una decisión muy simple y una capacidad muy difícil de poner en práctica, pero la mayoría de las veces es la mejor respuesta, si lo que buscas es paz. También aprendí que no soy un producto terminado, sino un ser humano en construcción, y que, algunas veces, nuestra mejor guía es la incertidumbre, ya que nos empuja a buscar(nos).
India me sacudió, me transformó, y lo sigue haciendo.
No sé qué me depara el futuro, pero hoy por hoy siento que estoy donde tengo que estar. No porque ahora todo sea fácil o placentero, sigue siendo un reto, pero ahora sé que mis planes son limitados, mientras que los planes del Universo o Dios no tienen límite. Esta experiencia me ha dotado de una Fortaleza de la cual con toda seguridad carecía anteriormente. Sin embargo, gracias a esas vivencias un poco incómodas tenemos la oportunidad de transformarnos, de expandir nuestro potencial.
Esta es, a muy grandes rasgos y de manera muy general, la historia de una mexicana viviendo en India.
Quiero agradecer a Reunión M por invitarme a contar parte de mi historia en este bello espacio y les extiendo una felicitación por esta maravillosa iniciativa. Que sigan teniendo éxito.
Karen Zamora