Sé que quizá ahora no sea el mejor momento de decir que vivo en Israel, como muchos sabrán estamos en constante conflicto y estamos atravesando, en mi experiencia en los 11 años viviendo en Israel, por el peor conflicto que me ha tocado vivir. Siempre me llamaron la atención los conflictos en Medio Oriente y el tema árabe – israelí, además de temas de Seguridad, Terrorismo, Conflicto etc. Es por ello por lo que en México estudié Relaciones Internacionales, y como siempre tuve esa espinita de conocer sobre los conflictos en Medio Oriente, y desde el sillón de mi casa y solo leyendo jamás hubiera podido crearme mi propia opinión, fue que decidí tomar mis maletas y estudiar un Posgrado en Seguridad y Diplomacia para poder entender de primera mano el conflicto actual. Israel fue la mejor opción ya que no solo me podía aportar los conocimientos teóricos, sino que también por experiencia podía vivirlo, además que, siendo mujer, era el país más seguro en el Medio Oriente.
Por supuesto nadie tomó tan fácil mi idea, mis padres siempre me han apoyado en mis decisiones, ya que no era la primera vez que elegía un país para irme a estudiar, en el 2008 -2009 viví en China, de alguna forma ya estaban acostumbrados a que yo eligiera países no tan comunes. Apliqué a becas y las obtuve y fue como terminé llegando a Israel. No fue tan fácil tomar la decisión de dejarlo todo y venirme a un país tan diferente y sin conocer a nadie. Además, siento que mi destino también estaba ligado acá, recibí muchas señales y todo comenzó a fluir. Una de las frases que más me motivaban en mi camino para venir a Israel era del Libro del Alquimista de Paulo Coelho “Donde quiera que esté tu corazón. Ahí encontrarás tu tesoro” y efectivamente tuve que escucharme a mí misma, en saber qué era lo que yo tanto quería y tomar esta decisión de dejar todo en México; mi trabajo, mi familia, amigos y estudiar este posgrado que tanto soñaba y anhelaba. Y como decía la frase dónde está mi corazón y mi corazón en ese momento estaba en mis estudios y enfocada en ello encontré mi tesoro, mi esposo.
A los 3 meses de llegar a Israel conocí en la calle al que ahora es mi esposo y todo comenzó a tener más sentido. Llevaba 4 años soltera, y la mayor parte de mi vida, nunca fui alguien que estuviera en alguna relación y de repente este chico encaja conmigo, hablaba español, y la conversación pese a todas nuestras diferencias, religiosas, culturales etc., fluía. Fue literal amor a primera vista, nos vimos en la calle cruzamos miradas, él estaba paseando a su perrito y yo iba de paseo con un amigo y se nos acercó pese a que yo iba con mi amigo y decidió averiguar si mi amigo y yo éramos pareja o solo amigos y fue de ahí que comenzamos a salir sin vuelta atrás.
Me decidí a salir con él pensando que, si me rompía el corazón, tan fácil era que me regresara a México, pero era tan fácil estar con él, su familia pese a mis diferencias religiosas me aceptó increíblemente, me adoptaron como a una hija.
Sin tener muy en claro que tanto íbamos a poder lograr esta relación ya que yo terminaba mis estudios y tenía que regresar en algún punto, todo fluyó, me propuso matrimonio al año de salir juntos y en abril 2016 nos casamos en México. En el 2018 nació nuestro primer hijo Leo y en 2022 nació nuestro Ari. Y es cómo decidimos formar esta familia mix, mezclando festividades judías con católicas, aprendiendo de ambas culturas.
Actualmente, además de ser esposa y madre, trabajo en una empresa de ciberseguridad que es un área que me encanta y estoy encargada de desarrollar el negocio para los mercados de España, Francia e Italia. Ahora veo en retrospectiva como venir a Israel y quitarme esos miedos, seguir a mi corazón me trajo toda la felicidad que tengo ahora. Gracias a Dios he podido formar una familia, encontrar un trabajo en mi área y sobrevivir al Medio Oriente.
Mariana Salas
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