Uno de los propósitos que invariablemente nos imponemos cada vez que está iniciando el año es el de ahorrar dinero. Nuestra conciencia nos dice que es algo que debemos hacer. No obstante, para la mayoría de nosotros se queda solo en buenas intenciones. ¿Qué es lo que sucede? ¿Por qué es tan difícil llevar a cabo este propósito?

De acuerdo con una reciente publicación del periódico El Economista en donde cuestiona cuáles son las mayores preocupaciones en este 2022, una de las respuestas más comunes fue la salud. Pues bien, estoy convencida de que una situación financiera positiva forma parte importante de este proceso, pues está demostrado que el estrés y las preocupaciones afectan la calidad de vida y, por ende, nuestra salud. 

Estimado lector: este artículo lo escribo para ayudarte, con mi experiencia y los conocimientos que he adquirido durante más de quince años de ser empresaria, a que no solo seas capaz de cumplir con tu propósito de ahorrar, sino también a sanear tus finanzas personales a través de la realización de un presupuesto organizado que te permita planificar proyectos, ahorrar para alcanzar metas, invertir para generar ganancias y tener al día el pago de todas nuestras deudas, lo que nos reditúe en un historial crediticio positivo. 

Como primera instancia, dejemos claro el concepto de «finanzas personales», que no son otra cosa que el balance entre nuestros ingresos y nuestros gastos. Entendamos como «ingreso» todos aquellos recursos económicos que recibes a través de un empleo, pensiones, negocios, etcétera, mientras que los «egresos» son los recursos que utilizas para subsistir, tales como pago de servicios, alimento, escuela, transporte, impuestos, hipotecas y demás. De la resta entre tus «ingresos» y tus «gastos» se conforma el capital, es decir, el dinero que queda disponible una vez descontados todos los gastos obligatorios.

Ya que tenemos definidos estos tres conceptos podemos comenzar a elaborar un presupuesto familiar, personal o empresarial –según el que caso que aplique–, puesto que es la mejor forma para lograr grandes objetivos y mantener unas finanzas sanas. 

Con la actual contingencia sanitaria hemos aprendido que es imperativo mantener en reserva un equivalente a seis meses de tus gastos, con el fin de solventar cualquier eventualidad. Pero ¿cómo puedo lograr tener seis meses de ahorro, si ni siquiera alcanzo a cubrir mis gastos y deudas con mis ingresos?

La mejor forma de lograrlo es dividir todo aquello en lo que gastamos en dos categorías: esenciales y no esenciales. Como ejemplo de los no esenciales podrían ser los intereses bancarios por pagos tardíos, compras con tarjetas departamentales, uso excesivo de los servicios, comidas frecuentes en restaurantes, etcétera. Los esenciales, por su parte, corresponden a las compras en el supermercado (alimentos), el pago de los servicios, colegiaturas, servicios médicos, en fin: todo lo que conlleva la supervivencia.

Una recomendación muy eficaz para identificar tus gastos no esenciales son las siguientes acciones:

  1. Imprime el estado de cuenta de tu tarjeta de crédito o débito; si tienes más de una, escoge aquella en la que realizaste más compras en el mes inmediato anterior. 
  2. Marca cada concepto que hayas comprado por un impulso, es decir, porque «lo quiero» o «lo merezco».
  3. Suma el total de todos esos gastos.
  4. El próximo mes cuando estés a punto de pasar tu tarjeta de crédito o débito, piensa bien si ese artículo que vas a comprar lo quieres o lo necesitas, puesto que son cosas distintas. De esta manera te darás cuenta, con esta simple acción, de que podrás reducir tus «lo quiero» hasta en un cincuenta por ciento.
  5. Convierte en ahorro ese porcentaje que ahorraste en el punto anterior.
  6. Sé constante mes tras mes y, al final de un año, tendrás una buena cantidad de dinero ahorrada, tan solo tomando acción sobre tus «lo quiero».

Si no tienes idea de cómo elaborar un presupuesto, al final de este artículo encontrarás mis datos de contacto. Envíame un mensaje y con gusto te haré llegar el formato que utilizo para mi uso personal y empresarial.

Algunas actividades en las que te puedes apoyar para aumentar el ahorro son las siguientes:

  1. Realiza el ejercicio anterior del estado de cuenta. 
  2. Anota todo lo que gastas a diario. Si deseas tener unas finanzas sanas, es muy importante que hagas de esto un hábito. Particularmente, esto lo equiparo al ejercicio físico: así como a diario debes levantarte temprano, o bien, destinar un momento del día para ejercitarte, de la misma manera es importante dedicar un tiempo para identificar lo que gastamos. En lo personal, utilizo muchísimo las tarjetas de crédito, lo que me permite llevar un control detallado de mis gastos. Al final del mes, realizo el pago total del periodo y, de esta forma, puedo obtener beneficios de ellas, tales como los puntos de recompensa, historial crediticio positivo, un control de gastos gratuito que me proporciona el banco y un financiamiento del gasto de casi treinta días más. Por supuesto, es indispensable tener siempre presente que la tarjeta no es una extensión de tus ingresos, sino un método de financiamiento y administración de tus recursos económicos.
  3. Paga tus seguros anualmente. De esta forma evitarás el recargo por pago fraccionado, con lo que tus seguros te costarán alrededor de un diez por ciento menos; un ahorro que puede ser significativo si sumas todos los seguros que tengas contratados.
  4. Invierte en focos ahorradores. Estos son instrumentos de inversión en los que el fruto de tu esfuerzo y constancia te generará ganancias adicionales. Recuerda que ahorrar es bueno, pero hacerlo por un fin, es mucho mejor; por lo tanto, investiga el instrumento que te proporcione un mayor rendimiento por tu capital.
  5. Reduce los gastos hormiga. Se define de esta forma a esas pequeñas sumas de dinero que gastamos en placeres cotidianos o en cosas que no utilizamos. ¿Sabías que puedes llegar a gastar entre quince mil y veinticinco mil pesos anuales en antojos y no darte cuenta? Con el punto número uno de esta lista podrás identificar perfectamente cuáles son tus «gastos hormiga» para que logres disminuirlos de manera significativa.
  6. Domicilia tus pagos. Usa las tarjetas para financiarte; recuerda que es la mejor forma de tener control de tus gastos.
  7. Planea tus vacaciones y compras. 
  8. Automatiza tu ahorro.
  9. Revisa el cumplimiento de tu presupuesto. Día a día, revisa en qué se está gastando tu dinero para mantener un estricto control sobre los egresos.

Recuerda: tu presupuesto debe incluir tanto una proyección de ingresos como de egresos; si eres empresario, ten siempre presente que la principal acción a realizar es separar los gastos de tu casa y los de tu empresa, ya que son totalmente independientes, por lo que debes asignar un presupuesto para cada uno de esos rubros. 

En este artículo me interesa ampliar el punto 7. Con mucha frecuencia he escuchado a personas decir: «no tengo dinero para salir de vacaciones; eso es solo para ricos». Como contraparte, también he conocido gente que se endeuda de forma impresionante por salir en viajes que no pueden costear, puesto que sus gastos son más grandes que su ingreso. Sin embargo, con una buena planeación, tener unas vacaciones soñadas sin tener que empeñar tu auto es posible, y a continuación te explicaré una fórmula sencilla para lograrlo.

El pasado mes de diciembre salimos en familia a un padrísimo viaje internacional. El precio aproximado de los boletos de avión para todos fue aproximadamente de ochenta mil pesos mexicanos; el de diez noches de hotel en nuestro destino, dos mil quinientos dólares. No obstante, el costo de estos dos rubros para mi familia fue de CERO pesos. ¿Cómo lo conseguimos? 

Mi fórmula fue administrar inteligentemente las tarjetas de crédito. Como lo mencioné más arriba, yo realizo absolutamente todos los gastos de mi familia con una tarjeta de crédito, que por cada una de mis compras generan puntos de recompensa. Dichos puntos se acumularon por dos años, tras lo cual llegaron a ser suficientes para sufragar los pasajes redondos en avión. De igual manera, con los puntos generados por otra de mis tarjetas, se alcanzó a cubrir el monto del hospedaje, y en cuanto a los viáticos, éstos se consiguieron cambiando a dólares el importe del ahorro mensual durante el último año, de manera que, para el momento de nuestro viaje, nuestras comidas y paseos estaban cubiertos. En mi próximo libro sobre finanzas, mismo que se publicará este año, hablaré más a detalle sobre esta experiencia y cómo aplicarla con éxito.

Con una buena planeación, es posible disfrutar de unas vacaciones sin deudas y sin afectar tus gastos esenciales; es indispensable tener paciencia, perseverancia y, sobre todo, disciplina: no olvides que somos nosotros quienes debemos usar las tarjetas de crédito, y no éstas las que nos usen a nosotros.

Una vez que logres que el ahorro se haya convertido en un hábito estarás en condiciones de obtener una doble recompensa, y esto será a través de beneficios fiscales con los que podrías obtener reducciones, exenciones, deducciones y hasta bonificaciones que contribuyan a forjar un mejor futuro. Tanto tu PPR como tu seguro de salud pueden ser deducibles hasta un cien por ciento, por lo tanto, si administras tus ahorros y rendimientos a través de una aseguradora, tus ahorros y rendimientos se beneficiarán de una exención de impuestos.

Espero que este artículo haya resaltado la importancia de no claudicar en nuestra intención de ahorrar, canalizando el desarrollo de un hábito o disciplina; recuerda que los buenos hábitos son los que te harán lograr cosas extraordinarias. Y si te gustaría aprender más sobre este tema, con muchísimo gusto puedo compartirte un plan de presupuesto personal; tan solo contáctame a través de mis redes sociales para apoyarte en este fructífero camino de las finanzas personales. 

Vamos por un gran año 2022. Paso a paso, ¡llegarás a donde nunca imaginaste llegar!

Alejandra Fernandez

Profesional en el área de Ventas y Finanzas 

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