Hoy rindo homenaje a una mujer que perdió la vida a causa del COVID-19 y no por estar contagiada, sino por tratar de cuidarse y vacunarse para protegerse a ella y a los suyos.
Una mujer casada, madre de 2 hijos, una excelente hija, esposa, mamá, hermana, prima y sobre todo una gran amiga, mi amiga!
Una mujer que siempre mantuvo un estricto cuidado de su familia y de ella misma.
Una mujer que sacrificó su vida social y dejó de salir a convivir con amigos y familiares, incluso dejó de recibir visitas en su casa para no poner en riesgo a su familia.
Una mujer que siendo esposa de un médico pero por pertenecer al gremio privado, no pudo obtener la vacuna localmente.
Esta mujer y su esposo optaron por buscar opciones para lograr protegerse del inminente riesgo que es contagiarse de COVID-19 por lo cual decidieron ir a Estados Unidos a vacunarse.
Nadie entiende las ironías de la vida, (al menos yo no); cuando ellos trataron de estar bien para sus hijos, el día 29 de abril que se dirigían a la aplicación de la segunda dosis, un fatal accidente aéreo acabó con sus vidas y las de los demás tripulantes, 3 amigos más y el piloto de la avioneta.
Son de esas cosas que no termino de entender, cuando haces todo por tus hijos y tu familia y de repente ya no puedes hacer nada por ellos.
He escuchado a mucha gente que dice que cumplieron su misión aquí en la tierra y es por eso que Dios los llamó para estar en su presencia. Yo pienso diferente; pienso que les faltó mucho camino por recorrer, mucha vida por vivir, ver crecer a sus hijos, disfrutar de muchas cosas más. Para mi es muy difícil aceptar y asimilar la pérdida de un ser querido, sobre todo cuándo es tan trágico y tan repentino. No dejo de pensar en sus hijos, lo que va a ser de ellos, cómo la vida les cambió de un segundo a otro. Sé que tienen a sus abuelos y tíos pero siempre les va a hacer falta la presencia, el amor, y el apoyo de sus padres. Es un remolino de emociones. Aún en su funeral parecía todo tan irreal.
Esto que siento tal vez suene un poco egoísta de mi parte, pero es mi sentir, porque me enoja y porque siento impotencia por la manera en que sucedieron las cosas; pero al mismo tiempo le agradezco a Dios por haber cruzado nuestros caminos hace 17 años, por habernos permitido conocernos, convivir, divertirnos, reírnos, disfrutarnos, jugar futbol, salir de fiesta, irnos de viaje a la playa, para pasar un año nuevo juntas, acompañarnos en las piñatas de nuestros hijos; agradezco que durante la pandemia tuvimos más contacto, nos escribimos y hablamos más seguido; agradezco por todas y cada unas de las historias que pasamos juntas, aunque nos quedaron pendientes muchas otras.
Y todo esto me hace pensar en lo frágil y vulnerable que puedo llegar a ser. En que muchas veces me dejo envolver por el trabajo, la casa, los deberes, la rutina, y he pensado que después voy a tener tiempo de ver a mis amigos y familiares, sin saber que en cualquier momento todo puede cambiar.
No tenemos la vida comprada y debemos aprovechar y disfrutar cada segundo, ya que no sabemos si será el último…
Descansa en paz Sol María Alanis Compeán, dejas un vacío enorme, el cariño que siento por ti, sigue y sé que seguirá intacto; siempre te recordaré con tu gran sonrisa, siempre positiva, siempre alegre, siempre presente aunque fuera a la distancia.
Daniela Saade
Instagram @danasaadeg
Hermoso relato salido del alma de alguien sensible. Así es, la vida nos da muchas enseñanzas.
Felicidades a la autora, esperemos más relatos