Mi nombre es Daniela Saade, tengo 44 años, soy originaria de Saltillo, Coahuila. Estudié la carrera de Licenciada en Administración de Empresas, egresada del Instituto Tecnológico de Saltillo, desde hace 20 años radico en Nuevo León.

En 2001 después de haber realizado mis prácticas profesionales en Ramos Arizpe, en una empresa armadora de automóviles, en el área de calidad durante 6 meses, me gradué. Ya graduada hice 1 año de prácticas en el departamento de compras indirectas en una maquiladora, porque no encontraba trabajo, me faltaba experiencia… al terminar mi año de prácticas encontré trabajo en una empresa de logística, en el área de recibo cubriendo una incapacidad de embarazo, cuándo la chica regresó me cambiaron al área de embarques; después de un par de meses la empresa cambió sus oficinas a Santa Catarina, N.L. y decidí migrar con ellos; la realidad es que no me pagaban lo suficiente como para ya poder independizarme, pero sentía que en Saltillo no había tantas oportunidades como en Monterrey; así que, de igual forma me independicé. 

Al poco tiempo encontré trabajo en una empresa de Maquinaria industrial y estuve 4 años como analista de inventarios, estando ahí muchos de mis compañeros me decían que era perfecta para ventas, pero yo me negaba rotundamente, decía que no era lo mío. Mi área era completamente administrativa y sentía que en lo comercial iba a fracasar. Pasan esos 4 años y me toca un reajuste, por lo que salgo de esa empresa, pasaron varios meses y no lograba encontrar trabajo, y mi liquidación se empezaba a terminar, entre la renta, servicios y alimentación, y me empecé a desesperar… Después de muchísimas entrevistas encontré trabajo como ejecutiva de cuenta en una empresa que vende software para empresas de construcción, ahí inicié mi actividad en el área comercial, aunque la verdad no estaba muy convencida… pero pues necesitaba el dinero. Así que inicié a trabajar, el sueldo no era mucho y el esquema de pago era por honorarios, y tenía que pagar para que un contador me hiciera mi declaración mensual, batallaba mucho para conseguir las facturas necesarias para la deducción de impuestos, el horario era demasiado demandante y el ambiente de trabajo se había puesto muy denso, y aunque no tenía otro trabajo en puerta decidí renunciar por salud mental.

En ese inter, me casé y tuve a mi primer hijo por lo que hice una pausa en mi carrera profesional y me dediqué a ser mamá de tiempo completo por 2 años.

Cuando intenté regresar al mundo laboral tenía mucho miedo de regresar, de dejar a mi bebé en guardería, y me enfrenté con que a pesar de que tenía 33 años ya era “grande” para muchos puestos, además de que esa pausa que hice para dedicarme a ser mamá cómo que causaba mucha desconfianza en los reclutadores, pensando que si se me ocurría embarazarme por segunda ocasión iba a dejar tirado el trabajo por volver a dedicarme a mi siguiente bebé. El caso es que al fin conseguí un trabajo en una empresa distribuidora de vinos y licores, como asistente de gerencia de autoservicios, y sin querer queriendo caí nuevamente en el área comercial, y poco a poco me fui involucrando con todas las actividades de un Key Account Manager (KAM), desde el contacto directo con los clientes, haciendo cotizaciones, dando seguimiento a las órdenes de compra desde la recepción hasta su entrega, haciendo análisis de ventas vs compras, haciendo sugeridos de compra, presentando nuevos productos a los clientes, proponiendo promociones y activaciones para impulsar la venta de los productos, etc. Cuando vi que prácticamente hacía todas las actividades de un KAM, pedí la oportunidad de por lo menos ser KAM Jr., para empezar a crecer y desarrollarme, pero me topé con que para mi jefe yo solo era la “asistente” y de ahí no iba a pasar, realmente eso me frustró muchísimo, y mi autoestima en el ámbito laboral se fue por los suelos, me hacía comentarios como: “nunca esperes una palmadita en la espalda por tu trabajo” es tu obligación y ¡lo tienes que hacer! O de plano siempre criticaba absolutamente todo lo que hacía, hasta mi forma de vestir cuando no teníamos que visitar clientes. Siempre buscaba una frase para hacerme sentir que nunca iba a crecer profesionalmente; sobre todo cuando me embaracé por segunda vez, decía que las mujeres o eran madres o trabajaban, pero que hacer las 2 cosas al mismo tiempo no se podía, porque o descuidas a los hijos o descuidas el trabajo, incluso le pedí oportunidad de hacer home office, pero se negó rotundamente, y me dijo que si ya no podía trabajar pues que renunciara.

Cosa que, por supuesto no hice, y seguí en ese trabajo durante 4 años, hasta que hubo una reestructura general en la empresa, desde el director general, en ese momento mi jefe vio lo que se venía y se fue antes, e inevitablemente a mí me tocó recorte también. Claro que de igual forma también había empezado a buscar trabajo, pero pues los sueldos de asistentes no eran la gran cosa, hasta que un día me busca el que fuera el director general de esa empresa y me platica un proyecto que tenía junto con otro director que también había laborado ahí; y me querían como KAM de autoservicios, pero yo le dije es que yo nunca había sido KAM… a lo que él me respondió ¡claro que lo eres! ¿Quién dice que no? ¡Si hacías todas las actividades del puesto! Y me dijo, es más, actualiza tu CV y agrega ese puesto dentro de la empresa. Así lo hice y me aventuré a hacerlo de igual forma en mis cuentas de bolsas de empleo. Finalmente, ese proyecto no se realizó, pero a raíz de eso me buscaron de otra empresa de productos lácteos, en la que me contrataron ya como KAM de autoservicios, yo no lo podía creer, una empresa en donde me ofrecieron un sueldo propio de un KAM, con las prestaciones superiores a las de Ley, hasta coche de la empresa. Y yo solo podía pensar, ¿qué diría mi exjefe? Y de inmediato le hablé a mi antiguo director para platicarle que gracias a su recomendación había podido conseguir ese empleo, y él solo me dijo, ¡no podía ser de otra forma!

Pasó casi un año y cuando volví a actualizar mi información en las bolsas de empleo surgió una nueva oportunidad, una por la que había estado pidiendo tanto tiempo, mi trabajo soñado, un trabajo en el que no existen oficinas en Monterrey, y podía trabajar desde mi casa, combinando perfectamente los roles de madre y profesionista.

Era tan perfecto que casi parecía irreal. Aunque al momento de firmar no fue tan perfecto como parecía porque me cambiaron algunas cosas en el esquema de pago, en las entrevistas me habían comentado que el sueldo sería una parte fija y otra variable por los bonos de cumplimiento, y al momento de la propuesta final hubo una modificación, en la cual, mi sueldo sería 100% fijo y no habría parte variable, eso me hizo agüitarme un poco, pero ya había renunciado a mi anterior trabajo, y realmente el sueldo sin bonos era superior al anterior con todo y los bonos de desempeño; pero por el tema de que fuera home office, de verdad que no lo podía creer…  así que eso fue lo que me animó nuevamente y me decidí a firmar y aunque al principio fue difícil adaptarme a este nuevo esquema, hoy después de casi 6 años, es algo que ¡no cambio por nada! El saber que, estoy disponible para mis hijos casi al 100%, sin tener que preocuparme de la hora de salida de la oficina, sin estresarme por el tráfico, de saber que, podría administrar mi tiempo para poder trabajar sin descuidar a mis hijos, es algo que realmente no tiene precio.

Y así es cómo desde mayo de 2018 inicié mi aventura en un trabajo dentro de una empresa que vende soluciones de apertura; en la que me han permitido desarrollarme tanto personal, como profesionalmente. 

La verdad es que en un inicio me dio mucho miedo, porque pensaba. Es un giro totalmente nuevo al que estaba acostumbrada a trabajar, al principio me dieron un par de cuentas que no tenían mucha relevancia, me estaban probando… al cabo de 8 meses entra una nueva persona para ser el gerente de mi área; y mi feje directo, y él hizo una reestructura en la repartición de los clientes, y me asignó el cliente número 1 de la compañía, obviamente a mí me quiso dar algo, dije ¡no inventes!, es demasiada responsabilidad, y honestamente vinieron a mi muchos recuerdos de los comentarios que me hacía mi exjefe y hubo un momento en el que me los empecé a creer nuevamente y no me sentía segura de nada de lo que hacía, en un inicio mi jefe no me dejó sola con este nuevo cliente, por lo que sentí que estaba regresando a ser solo su asistente, pero después me empezó a soltar, cada vez más, hasta que mi mente traicionera pensó… ¡ya me quieren correr! Incluso le llegué a comentar a mi esposo, es que siento que mi jefe ya no me pela, he tenido un chorro de juntas con el cliente y me ha dejado sola, y han sido juntas súper importantes y no siento su respaldo, se me hace que ya me quiere correr. Yo como siempre con mi fatalismo al 100%. Hasta que llega el momento de mi evaluación del 2020 y vaya que me llevé una sorpresa con los comentarios de mi jefe, justo me mencionó que me había dejado sola, porque era hora de soltarme al 100% la responsabilidad del cliente más importante de la empresa, y que lo estaba haciendo ¡muy bien! Fue entonces cuando me di cuenta de que yo estaba dudando de mí misma, mientras que los demás estaban descubriendo que si tenía potencial. Y volvía a pensar, ¿qué diría mi exjefe si supiera que si hay quien te dé una palmadita porque estás haciendo bien las cosas? Y ya con esa confianza, me atreví a solicitarle a mi jefe si ya podían darme bono por desempeño, como se me había propuesto en el primer filtro de la entrevista de contratación y me dijo que lo revisaría, pero en eso se viene la pandemia y no creí prudente insistir, ya que para muchos fue algo realmente desfavorecedor en el ámbito laboral, mucha gente estaba perdiendo su trabajo, a otros les bajaron el sueldo, etc. Pero a inicios de 2021, cuando aún seguíamos en medio de la pandemia; me empezaron a buscar de varias empresas para ofrecerme oportunidades con mayor sueldo y con bonos y otras prestaciones que no tenía aquí, pero el tema del home office sería temporal en lo que se normalizaron las cosas, realmente eran propuestas muy atractivas, pero yo me sentía demasiado contenta con mi trabajo, así que me atreví a comentarle a mi jefe que me estaban buscando, y de inmediato habló con nuestro director, para ver que me dieran mi bono y yo no podía estar más feliz, eso quería decir que no querían dejarme ir, que realmente era un elemento valioso en la empresa y así fue como conseguí lo que inicialmente me habían propuesto en mi primer entrevista. Y lo mejor de todo, no se tardó ni un mes en verse reflejado en mi recibo de nómina. Así pasaron los años de pandemia, hasta que en 2023 volvimos a tener una convención de ventas en la cual hubo una premiación para los mejores vendedores del 2022, y cuál fue mi sorpresa que obtuve el premio al MVP de la compañía, realmente no lo podía creer, después de haber vivido tanto tiempo dudando de mí misma, escuchando y haciendo caso de los comentarios negativos de otras personas, pensando que no iba a llegar a nada, limitando yo misma mi potencial y resulta que para la empresa era la empleada más valiosa, realmente fue algo que ¡me llenó profundamente! Me sentía tan orgullosa de mí misma, no cabía en mí, así que me propuse confiar en mí para seguir cosechando fruto de mi esfuerzo y en este año durante la convención 2023, me llevo la grata sorpresa de que me gane 3 premios, uno por crecimiento en ventas, uno por mayor venta de productos nuevos y ¡por segundo año consecutivo por ser el MVP de la empresa! ¡Wow! En serio que es un sentimiento tan bonito, ver cómo te reconocen por tu labor, por tu esfuerzo, por tu empeño, por no claudicar y por finalmente creer que puedes y que vale la pena luchar por tus sueños, y que vale la pena la friega que es ser mamá, ama de casa y empleada a la vez, que vale la pena el andar corriendo todo el día y aunque a veces te traiciona el subconsciente y crees que no puedes, ¡claro que puedes con eso y más!

Así que mi mensaje para ustedes el día de hoy es que nunca dejen de creer en ustedes mismas y que hagan oídos sordos a los comentarios negativos de la gente, sé que es muy difícil, pero ¡si se puede! ¡Les deseo éxito a todas!

Daniela Saade

@danasaadeg