Mi nombre es Dalia, como la flor nacional de México. Mi nombre significa «flor del valle sueco», y sí, terminé viviendo en Suecia. ¿Quieres saber cómo? Pues prepárate para un viaje a través de mi historia. Estudié periodismo en la UANL y siempre fui apasionada por las noticias y la cultura desde muy pequeña. Mi madre, maestra de preescolar, probablemente tenía una periodista en su interior, ya que me influenciaba para estar siempre actualizada. A los 6 años, apenas sabiendo leer, ya me encontraba viendo los noticieros o leyendo periódicos gracias a ella. Mis días de infancia transcurrían imitando a los periodistas y soñando con ver mi nombre en la pantalla o en los medios impresos algún día. A los 8 años, anuncié a mis padres que sería periodista, ¡y cumplí mi sueño!
Trabajé como redactora y reportera de noticias y cultura en radio y televisión, primero en Milenio Televisión y después en TV y Radio Nuevo León. Pero como si eso no fuera suficiente, yo también tenía otro deseo, igualmente lo había anhelado desde niña: conocer el mundo. Cada vez que veía extranjeros desde pequeña, quería acercarme para preguntarles todo sobre su cultura, su idioma y sus tradiciones. La curiosidad ha sido mi fiel compañera y me ha llevado por todos los matices de mi vida. Mis padres, como buenos mexicanos protectores, jamás permitirían que me fuera sola sin terminar una licenciatura antes. Por lo tanto, tuve que esperar hasta que estudié la Maestría en Educación en el Tecmilenio. Pensé que podría hacer un intercambio a Canadá, pero ese año dicha nación impuso visa a los mexicanos y bajó la cantidad de posiciones de intercambio, así que no había disponibles.
Al iniciar el primer tetramestre, la directora ya nos decía que debíamos pensar en nuestro tema de tesis y empezar a trabajar en ello. Estudiábamos en ese tiempo por método de casos y, en el tercer mes, nos presentaron «La escuela sin profesores». Yo dije, «esperen, ¿qué?» El tema me atrapó; una curiosidad que no había previsto: ¿cómo puede existir una escuela sin profesores? me pregunté. Este caso lo tomé como un reto personal y lo escogí para mi tesis. El maestro tesista me dijo: «Es un buen tema de investigación, y la única manera para que sea aceptado es que ellos vengan y apliquen su metodología aquí o tú vayas». Y yo muy segura le contesté: «pues yo voy». El tesista respondió: «Hecho, aceptado tu tema”. Esta escuela es Hyper Island, con su campus principal en Estocolmo, Suecia, pero tienen campus alrededor del mundo y también llevan Masterclass de manera itinerante a países en diferentes continentes. Así fue como tuve mi primer contacto con Suecia; realicé mi investigación por 20 días en Estocolmo. Debo decir que fueron súper amables y accesibles. Dos años antes de ir, obtuve el permiso por parte de los dueños. Me preparé muchísimo durante ese tiempo para el gran momento de estar finalmente cara a cara con el método.
Durante ese tiempo, logré observar un poco de la cultura sueca y me deslumbró por completo. Cada calle, cada edificio me parecía tan familiar; me sentía en casa. Me gustaba mucho ver cómo los hombres suecos paseaban por las calles y lugares públicos con sus bebés en las carriolas; los alimentaban, los arrullaban, los atendían de todo. La igualdad es algo que realmente me impresionó. Regresé a Monterrey a hacer la disertación. Tardaron una hora en deliberar. Finalmente, obtuve una mención honorífica. No obstante, para mí no estaba terminada esa aventura en Suecia, quería conocer aún más. Así que dos años después, logré ser maestra de Español en una escuela internacional a las afueras de Estocolmo. Pero como la vida no siempre sigue el guión que planeamos, solo pude estar 6 meses ahí. Lamentablemente, un suceso importante en mi familia había ocurrido: la muerte de una de mis tías, que había sido como una hermana para mí desde niña. Decidí que, para poder vivir mi duelo, tenía que regresar a mis raíces.
Aunque la vida tiene sus giros y había un sueco que estaba esperando por mí, mi ahora esposo Matz, decidí darle oportunidad al amor y a Suecia. Regresé, pero ahora a Gotemburgo, y vivo ahí desde finales de 2018. El viaje de adaptarse no ha sido fácil. Visitar un país como turista o incluso vivir ahí 6 meses no te prepara para sumergirte en una nueva cultura, idioma, comida, tradiciones, sistema de salud, requerimientos para encontrar trabajo o estudiar. Dimensionar que Suecia se convirtió en mi hogar lejos de casa no fue tan rápido ni fácil. Sin embargo, hay algo que nos pasa a todos los migrantes de manera inversa a lo tradicional: los hijos se convierten en nuestras raíces. Después de tener a mi hijo y ver las bondades del país con todo y sus imperfecciones, me hace pensar en Suecia como un buen lugar para crecer con el pequeño.
A pesar de las dificultades para encontrar empleo en Suecia, tras dos años dedicados exclusivamente a cubrir interinatos de maestros de español, tomé la decisión de emprender y establecer mi propia empresa como trabajadora autónoma. Fue así como desarrollé mi plataforma en línea «Play Español» especializada en la enseñanza del español de México. Esta innovadora plataforma se fundamenta en la metodología de aprender haciendo, aprendizaje experiencial y gamificación, destacándose además por la inclusión de elementos culturales que enriquecen la experiencia de aprendizaje.
En el 2020, con la pandemia, pude sentarme a reflexionar sobre ¿qué había pasado con mi sueño de ser periodista cultural? Con alrededor de 10 años separada de mi carrera en ese entonces, pensé que lo había perdido, pero dije «la vida aún no se termina». Decidí abrir mi blog en todas las redes sociales @regiaensuecia, donde comparto las curiosidades del país nórdico, pero también le doy voz a otros migrantes para que cuenten sus historias, sus dificultades, sus aciertos y éxitos, porque la experiencia de cada migrante nunca será igual a otra. Eventualmente, me llegó la invitación a colaborar en el periódico digital Detona Real News, y es así como me ha vuelto el espíritu al cuerpo con mi verdadera pasión. Porque cuando haces lo que amas, todo llega a su tiempo. Mi mensaje a todos los migrantes que están escribiendo su propia historia lejos de casa, es que recuerden que cada desafío es una oportunidad para crecer y aprender. Cada uno de ustedes está tejiendo una narrativa única y valiosa. En momentos difíciles, podemos volver a nuestras raíces para encontrar fuerza y apoyo ¡Sigan adelante con valentía y abracen cada capítulo de su extraordinario viaje!
Así que, ¿listos para más aventuras en Suecia y más historias por descubrir? ¡Sígueme en mi travesía!
Dalia Lozano Moncada
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