Hola, me llamo María Fernanda, tengo 31 años, soy originaria del estado de Puebla, les voy a contar mi historia de amor a distancia, yo la llamo “Polémica servida” porque desde sus comienzos ha originado que surjan diferentes posturas, que van desde cómo llevar una relación a distancia hasta las diferencias culturales y religiosas.

Te cuento que hoy resido en Pakistán, al lado de mi esposo y su familia; llegué aquí poco antes de comenzar la pandemia, mi historia de como brinqué el charco hasta llegar a este país comienza en el 2019, cuando una mañana recibí una notificación en Facebook, no sabía que ese mensaje cambiaria mi vida.

En redes sociales, existen millones de personas, y justamente él y yo nos encontramos, mi ahora esposo me envió una solicitud que decía Asalam Malekum, yo quede sorprendida, puesto que su foto de perfil no era como el de los demás, su atuendo fue lo que más llamó mi atención, decidí no responder, ya que no entendía su idioma ni sabía de dónde era.

Era muy insistente, me enviaba mensajes y un día decidí responder, le pregunté de dónde era, me contestó: “Soy pakistaní”, y claro que lo primero que entró a mi cabeza, dado a que lo que sabemos de ese país, terrorismo, guerra y que es peligroso. Por curiosidad fue que decidí aceptarlo y continuar con la conversación; que la verdad teníamos solamente gracias al traductor de Google, así empezamos a compartir culturas, ya que siendo honesta estaba llena de preguntas acerca de su país, sobre todo la cultura sobre la mujer y sus derechos, me enteré que profesa la religión musulmana, y en ese momento decidí decirle que yo era una mujer divorciada con un hijo, pensando que debido a su religión eso era inaceptable y que así cortaba sus ilusiones, pero para mi suerte, el contesto que no tenía tema con mi hijo, que a él le gustaría formar una familia conmigo, sinceramente eso me sorprendió muchísimo ya que solamente habíamos platicado por unos tres o cuatro días, y él ya estaba pidiéndome matrimonio, yo acepté pensando “Jamás me iré a Pakistán”, pero al poco tiempo él habló con su familia y su papá, con ayuda del traductor, habló con mi papá.

En fin, ya estábamos enamorándonos, hablábamos en nuestros tiempos libres, sin importar la diferencia de horario que es de casi 12 horas.

Empezamos a planear el cómo reunirnos, cual sería nuestra mejor opción, así que él me propuso ir a su país, ya que a los pakistaníes les son negadas las visas, debido a que es considerado país no grato, además que no hay ni embajada, ni consulado mexicano en Pakistán, sólo había que preparar para mí, la carta de invitación y llenar la papelería de visa online.

Yo emocionada, ya que sería la primera vez en salir de mi país, tramité mi pasaporte, iniciamos con la documentación de visa y todo lo relacionado con mi entrada a Pakistán. Yo no sabía ni dónde comprar el boleto de avión de ida, ya que habíamos acordado que yo pagaría la ida y mi esposo el boleto de regreso, el plan era conocernos y quizás arreglar lo necesario para que él pudiera venir a México.

Mi mamá me apoyó económicamente, prestándome el dinero para comprar mi vuelo, y ya que yo desconocía dónde o cómo comprar un boleto de avión, mi inexperiencia me llevó a adquirir un boleto en Facebook, que resultó una estafa, pensé que había perdido la única oportunidad que tenía para conocerlo en persona, además que ya estaba endeudada con mi mamá, así que perdí toda esperanza de poder viajar a Pakistán.

Terminé con mi “terrorista”, así le llamaba yo, le dije que no quería saber nada de él, que nuestra relación se terminaba ya que había perdido el dinero del boleto de avión, y hasta lo bloqueé de mis contactos, pero ¡él buscó la manera de contactarme!,  y lo hizo por medio de mi mamá, todo para darme la noticia que su padre había renunciado a su trabajo para recibir un dinero y así comprar mi vuelo redondo México – Pakistán, por medio de la aerolínea Emirates, nunca lo olvidaré, con escala en la bella Barcelona y el enigmático Dubái.

Entre todo este proceso, en mis trámites, traté de incluir el pasaporte de hijo menor de edad, lo cual es prácticamente imposible, ya que deben acudir ambos padres, y el papá de mi hijo reside en los Estados Unidos, de igual forma mis papás pensaban que no era buena idea llevarlo conmigo ya que estaba en la escuela, no sabíamos a ciencia cierta con qué familia llegaría y sobre todo el choque cultural de mi pequeño, mi mamá me preguntaba constantemente acerca de qué haría yo si mi hijo se enfermaba allá, así que después de mucho pensarlo y debido a los trámites legales, el sacar a mi hijo del país, resultó imposible.

Después de seis meses de comenzar nuestra relación, y después de tantas situaciones, por fin estaría viajando a conocerlo, aquí es donde es muy difícil mantener la confianza, la comunicación en una relación a distancia, y sobre todo las adversidades tan importantes como ni siquiera hablar el mismo idioma, pero, sobre todas las cosas, decidimos arriesgarnos por esta locura que nos estaba pasando.

Se llegó el día de mi vuelo, mi mamá junto a una tía, me acompañaron al aeropuerto de la Ciudad de México, esperaron conmigo hasta que salió mi vuelo, viaje casi tres días, haciendo las escalas, que ya les conté, llegue a mi destino el día 26 de Febrero del 2020, con las maletas llenas de ilusiones y nervios, nos encontramos en la salida de arribos del aeropuerto, el llevó a toda su familia, sus tres hermanas, abuela, amigos, todos con flores para recibirme. Desde el principio hubo choques culturales, ya que no pude ni abrazarlo ni besarlo en público, ya que aquí eso es considerado inapropiado, después mi suegro nos llevó a un restaurante pakistaní y noté que los hombres comían en un lado y las mujeres en otro sin mezclarse. Al terminar la comida nos trasladamos a la casa que se convertiría en mi hogar los casi dos años que duró la pandemia.

Llegaron vecinos, amigos y familia diciéndose entre sí, esa mujer viene de América, la pregunta era ¿Cómo se luce una mujer de América?, tuvimos muchos invitados, inclusive la televisión nacional me entrevistó, y aunque francamente yo no hablo inglés, pues no quise echarme para atrás así que, sin miedo al éxito, contesté como pude. Yo estaba aprovechando mi momento, se suponía que solo estaría un mes en Pakistán, esto hizo que la boda se agilizara, y después diez días de nuestra boda en la mezquita, se organizó el famoso menhdi, que es la noche en que las mujeres se pintan de henna con figuras, resaltan las mándalas, los hombres no se pintan con henna, en esta ceremonia, se usa un vestido amarillo, se toca el dhol (un tambor), y se baila toda la noche, en este caso y porque no había familia de mi lado, se tomó la decisión que pudieran estar juntos hombres y mujeres ya que en su mayoría pertenecían obviamente a la familia de mi esposo. Al día siguiente se celebra una ceremonia que se llama walima, donde la novia lleva un vestido rojo de ensueño, tan pesado que no puedes ni moverte, este vestido lo bordo para mí la abuelita de mi esposo.

A distancia, mis familiares en México pudieron ver la ceremonia y estar presentes de alguna forma, jamás imaginamos lo que vendría luego a nivel mundial, la cancelación de mi vuelo a México, y con esto quedar atrapada en Pakistán, por seis meses, mi hermano y mi amiga Aida, me motivaron para abrir un canal de YouTube, mostrando cómo era mi vida en este país, y sobre todo su cultura.

En este tiempo nos ingeniamos para viajar a la embajada mexicana a Irán, la más cercana para nosotros, así poder conseguir la visa para mi esposo y él pudiera ingresar conmigo a mi país.

Nuestra historia ha tenido de todo, días grises y rosas, hemos luchado contra muchas cosas, porque las opiniones y las críticas no nos afecten y aprender a llevar diferencias culturales.

El amor es tan complejo que tiene innumerables definiciones, es un sentimiento intenso, se necesita mucha confianza para llevar una relación a distancia, pero también te hace sobrellevar las diferencias externas.

María Fernanda

Sigo compartiendo mi historia en Pakistán, que se escribe diariamente, puedes encontrarme en mis redes sociales:

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