Estamos viendo aceleradamente, momentos de muchos cambios. Hoy estamos presentes las generaciones boomers, X, millennials, Z, alpha…hemos vivido cambios tecnológicos que van de lo análogo a lo digital y de lo digital a lo virtual. 

Vivimos en la era de lo rápido y al minuto, del consumo y la producción. Cada quién está inmerso en su mundo, nos hemos enfrascado tanto en el HACER y HACER para TENER y TENER.

En un mundo tan acelerado donde detenernos cuesta y a veces no nos damos el tiempo para reflexionar.

Reflexionar sobre la historia, los cambios que como sociedad urge desconstruirnos para construirnos de nuevo.

Hoy, escuchar hablar del tema de la violencia hacia las mujeres, techo de cristal, desigualdad de género, genera controversias. Lo escuchamos tanto en las noticias o en las redes sociales, que se ha desvirtuado el significado de lo que está sucediendo y de estas luchas que son tan importantes. El hecho de que no comprendamos de manera personal la magnitud de lo que esto afecta, que ciertos privilegios en los que vivimos nublen la realidad que se vive, no significa que esa invisibilidad quite la problemática que existe.

Escuchamos el día de hoy, en el día a día y cada vez más palabras como: inclusión, género, feminismo, patriarcado, capitalismo, sexualidad, machismo, equidad, igualdad, sororidad, y muchas palabras más, que los significados se han ido perdiendo y quedando en memes de redes sociales, discusiones, y posturas sin fundamentos, totalmente descontextualizados. Estamos desinformados en plena era de la información. Y todas estas palabras ¿de qué nos hablan? ¿a dónde nos llevan?

Y si paramos un minuto, tan solo unos minutos para pensar y reflexionar…

No hace más de 100 años, las mujeres no podíamos: 

Votar, divorciarse, decidir sobre nuestro cuerpo, administrar bienes, tener una cuenta bancaria, estar en las decisiones políticas de nuestro país, en pocas palabras tenemos poco de ser consideradas ciudadanas y seguimos sin tener estos espacios.

¿Qué derechos y/o privilegios estamos viviendo el día de hoy que hace no más de 100 años eran inaccesibles?

¿Quiénes fueron las mujeres que lucharon por estos derechos?

¿Cuántas mujeres ya tienen acceso a estos derechos?

¿Por qué es importante conocer la historia para lograr la emancipación de la mujer?

Si platicamos con abuelas o bisabuelas quienes tengan la fortuna de tenerlas, escucharemos una historia de vida totalmente diferente a lo que es ahora.

Pero, esto no se ha terminado, esto no ha acabado, a veces el acceso a los derechos que tenemos ahora puede nublar la visión de lo que sucede a nuestro alrededor con cientos y miles de mujeres que siguen viviendo otra realidad.

Todavía las familias actuales están compuestas de diferentes generaciones donde esta cultura patriarcal que ha estereotipado y estigmatizado a las mujeres, sigue vigente, con discursos, ideas machistas impuestas, actitudes aprendidas que se han interiorizado en procesos de aprendizaje “normalizadas” entre nosotras, este sistema sigue activo en las familias, en las empresas, en nuestra comunidad, sociedad, economía, política y religión.

Las mujeres seguimos quedando atrás y esto impacta no sólo en la economía, en la cultura o en la política, sino en el avance de los derechos de las mujeres y por lo tanto en el desarrollo de nuestro estado y país.

Hay cientos de estadísticas y muchas cifras que señalan que millones de mujeres no son capaces de desarrollar su potencial, económico, político, social, etc, debido a la desigualdad de las oportunidades, falta de acceso a créditos, educación y formación, apoyo para entrar en el mundo laboral y la economía. Las mujeres hoy en día enfrentan no tan solo las tareas del hogar no remuneradas, también educar y sacar adelante a sus hijos y generar recursos.

Se requieren cambios a los modelos y estructuras que no están funcionando, que reduzcan las desigualdades, con especial atención en las mujeres que tienen mayores niveles de vulnerabilidad, debido a su condición social, raza, etnia o tipo de empleo.

Las mujeres representan más del 50% de nuestro país, es momento de voltearnos a ver y volcar la mirada hacia nosotras mismas y darnos cuenta de lo que realmente está pasando, quitando el filtro de lo que nuestros privilegios nos han permitido pensar que las demás mujeres están o tienen los mismos accesos que tenemos algunas o de pasar por la lente de lo personal a lo que está sucediendo en lo colectivo. 

Las invito a hacer una reflexión y más allá de lo que vemos en redes sociales o en las noticias, acerquémonos con especialistas, colectivas, organizaciones de la sociedad civil, para  conocernos más entre nosotras mismas, para conocer otras historias de vida y  apoyarnos las unas a las otras, tejamos redes de sororidad y empatía. 

Sigamos tejiendo redes, para trabajar en conjunto y potenciar nuestras capacidades, talentos y energía que nos unen y abren brechas y oportunidades para reducir la desigualdad, empoderandonos para que seamos todas partícipes del desarrollo en nuestra comunidad. 

El cambio se está gestando es todos los niveles, ya sea que lo notemos o que estemos totalmente ajenas, de todas maneras está ocurriendo y va a ocurrir, nos llama a la unidad, a sumarnos, a trabajar en equipo, a cerrar filas, a la colaboración, a la solidaridad, entonces lograremos cambios verdaderamente importantes en la historia de la humanidad.

¡Es necesario actuar!

Desde lo personal, hasta lo colectivo.

De la integración, a la inclusión. 

Por lo tanto hay que pasar de la individualidad, a la Comunidad.

Del egoísmo, a la generosidad.

Del yo soy, al Somos.

De la involución, a la evolución.

Karolina Lupercio

Directora de Mujer en Plenitud ABP

www.mujerenplenitud.org

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