Yo no sabía lo que era eso y descubrí que lo he vivido en carne propia varias veces en mi vida. Les voy a explicar brevemente qué significa; Resiliencia: se refiere a la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar alguna situación inusual e inesperada. También indica volver a la normalidad. La resiliencia es una aptitud que adoptan algunos individuos que se caracterizan por su postura ante la superación de una adversidad y de mucho estrés, con el fin de pensar en un mejor futuro.

Ahora, les cuento mi historia, mi nombre es Sandra Villaseñor Roiz, tengo 42 años y he descubierto que fui resiliente ante las adversidades que me ha tocado vivir a lo largo de mi vida, empezando por un divorcio, cuando era muy joven, tenía 28 años cuando me di cuenta que mi marido en ese entonces, con el cual había durado 9 años de novia y cuatro casada (échenle cuentas, la mitad de mi vida estuve con él) con el que según yo era el amor de mi vida, me era infiel. Fue un golpe super bajo donde me costó años salir adelante, donde me veía en el espejo llorar y ver como se me desfiguraba la cara de dolor, de desilusión, de tristeza; al verme sola y sin un rumbo en mi vida, porque para mí, él era mi todo, mi mundo simplemente giraba alrededor de él, donde terminé tomando antidepresivos y ansiolíticos porque simplemente no podía vivir, solo era un ente que comía muy poco, no dormía y respiraba ¡por pura suerte!

Hasta que me ofrecieron trabajo en Monterrey para ser la asistente personal del oficial mayor en el H. Congreso del Estado, yo decía wow que rimbombante el nombre del puesto, y pensaba ¿qué hago? Me quedo llorando como la muñeca fea por los rincones en casa de mis papás o me doy una oportunidad, ¡total qué podía salir mal, y si salía mal por lo menos lo habría intentado!

Fui muy valiente, agarré mi coche mis poquísimas chivas, mis hermanas me prestaron ropa para oficina y manejé 7 u 8 hrs de Querétaro a Monterrey con mi mamá que me acompañó, llena de miedo, llena de inseguridades, llena de tristeza y depresión, pero así llegué al Congreso, muy perfumada y muy peinada ¡para lo que me tuviera preparada la vida!

Y debo decir que sí, me costó trabajo; mucho trabajo adaptarme, hacerme responsable de mis gastos, a administrarme y a luchar cada día! Mi lema era el de AA, “solo por hoy” y solo por hoy me levantaba, me ponía guapa y me iba a trabajar tempranito hasta que mi jefe me diera la salida, porque resulta que no solo era su asistente;  era yo su sombra, su niñera, su banca en línea, su enciclopedia, o sea todo!

Y ¿qué creen? ¡Resultaron ser los tres años más productivos, divertidos y enriquecedores de mi vida! ¡Conocí grandes amigos, y amigas que hasta la fecha veo, otros no tanto, conocí a diputados, políticos y gente que en mi vida hubiera creído conocer!

¡De todo lo que viví en esa época no me arrepiento absolutamente de nada! Resurgí de las cenizas como el Ave Fénix, literal de haber sido la muñeca fea que lloraba por los rincones, me reconocí como la mujer segura, con autoestima alta, auto suficiente que merecía ser, después de haber quedado como un hilacho después de la traición de mi ex! Y si de algo me arrepiento es de que me haya tomado tanto tiempo salir de la depresión por aquella pérdida, al fin y al cabo estaba viviendo un duelo, cada quien los vive diferente pero entendí que se me fueron unos años valiosos llorando por lo que pudo haber sido y no fue!

Recuerdo que lo vi para empezar el trámite de divorcio, y me dijo “que tacones más altos, que guapa” mientras yo me había jurado no derramar ni una sola lágrima más, y ¿quién creen que terminó llorando como niño? Él, pero era demasiado tarde, yo ya salía con alguien.

Ese alguien se llama Juan, me lo presentaron en el congreso, le batalló para lograr salir conmigo, yo seguía bloqueada por la pérdida anterior, pero me fui a un viaje a China con mis papás, él me mandaba correos para saber cómo estaba y cómo nos estaba yendo durante el viaje, cuando regresé él fue el primero que me llamó para ver como me había ido y si quería ir a cenar, a lo que contesté: sí! Vamos, estoy harta de comer arroz! Jaja y ese día platicamos tanto que se nos fue el tiempo y literal nos corrieron del restaurante.

Después, una muy buena amiga mía se casaría en Playa del Carmen y yo me negaba a ir sola, ah porque como se me juntaron las bodas durante mi depre, fui a todas y en todas terminaba llorando, total que le dije a Juan que si me acompañaba y él me dijo yo voy a donde tu quieras. Y fuimos y ahí empezamos a andar. Oficialmente ya tenía novio después de 4 o 5 años sola, a lo cual debo agregar que esos años en soledad fueron importantes para mí y se puede decir que hasta los disfruté.

Después de 7 meses de andar con Juan nos embarazamos yo ya tenía 33, estábamos felices, empezamos a vivir juntos y a vivir todos los cambios que conlleva un embarazo, tanto físicos, como hormonales, y de adaptación pues éramos una pareja “nueva”, el embarazo iba viento en popa, Camilita nuestra hija iba creciendo conforme lo esperado, hasta que me dió una enfermedad autoinmune una Tiroiditis de Graves, que nos empezó a afectar a ella y a mi! A mi me daban ataques de ansiedad, se me pusieron saltones los ojos, me daban taquicardias, y Camilita se estancó en su crecimiento y su corazón latía más rápido de lo normal. Empezó el estrés, la angustia y la desesperación por saber que pasaría, los doctores no se explicaban cómo es que me salían tan mal los exámenes de sangre que me mandaban a hacer! ¡En realidad no supieron qué hacer! Para entonces yo ya tenía 8 meses de embarazo, y un dia le dije a Juan, Camila no se ha movido, y me dijo no te preocupes hoy tenemos cita con el doctor, ella seguro esta dormida, en el camino al hospital le dije parate por una coca y un chocolate para que despierte, yo en mis adentros sabía que algo estaba mal! Llegamos con el doctor, y empezó a hacerme el eco, y si! Lo que nadie quería que pasara, pasó! El corazón de Camilita se había cansado y dejó de latir! Fue una tragedia, que no le deseo a nadie y lo más triste es que sé que muchas mamás hemos pasado por eso, y mi corazón está con ustedes.

Solo los que hemos pasado por algo así, podemos saber lo que sienten otras mamás o papás.

Me tuvieron que hacer una cesárea, el doctor me decía que mejor me inducía el parto para que yo me recuperara físicamente más rápido, y yo pensaba no quiero pasar por algo así ni Juan tampoco, también me decía que si la quería ver a lo que respondí que ¡no! Porque prefería tener en mi mente a la bebé que me imaginaba que era, no podría vivir con la imagen en mi cabeza toda la vida, por lo que los que la despidieron y la cargaron y le dieron la bendición, fueron mi mamá, mis hermanas y por supuesto su papá en representación mía! Juan se puso un traje gris y una camisa rosa, iba guapísimo y con la moral en el suelo para llevar a nuestra hija al panteón, la pasamos muy mal, tuvimos días de no pararnos de la cama, de llorar dia y noche pero siempre juntos, esta prueba enorme que tuvimos que vivir, creo que no cualquiera la pasa, creo que cuando hay este tipo de pérdidas hay de dos sopas, o se destruye la pareja, o se consolidan cada vez más, y en mi caso afortunadamente, ha sido la segunda!

Mientras todo este drama pasaba, mi papá estaba en el hospital con un derrame cerebral, que después de dos meses y varias cirugías le costó la vida, y se fue justo al mes que Camila, ¡se fueron juntos! Camila no está sola, la cuida su abuelo de eso ¡estoy segura!

Nuestro proceso fue muy fuerte, hubo un momento en el que quise tirar la toalla, pero y ¿quién me creía yo para destrozarle la vida a Juan? Cuando él también sufría, ¡y  reaccioné! Me di a la tarea de cambiarme el chip de dolor, por este que ahora ya se como se llama, el chip de la resiliencia, y regresó el lema de “solo por hoy”. Y también surgió esta frase que sí es mía, que cada que puedo decirle a alguien que pasa por algo duro, se la digo “tenemos dos caminos: o vas y te tiras de un puente, o le sigues pero de la mejor manera posible, volviendo a sonreir, a tener fe y a ser feliz”.

Mi hermana gemela algún día me dijo que no sabía cómo es que había salido adelante de tantas juntas, que ella creía que me volvería loca, y por lo menos con la partida de Camila le dije que simplemente no es algo que se pueda superar, solo aprendes a vivir con ella, y ¡si! Nunca superaremos Juan y yo la muerte de Camila, hemos aprendido a pensarla y a sentirla de una manera más espiritual ya sin dolor, sabiendo que ella está bien en el cielo ¡con mi papá!

Después empezó un viacrucis para mi, me sentía físicamente fatal, mis estudios seguían saliendo mal, hasta que por eso digo que Dios no nos abandona, después de ver muchos médicos llegué con el indicado el que literal me salvó la vida, resultó que estaba llena de nódulos mi tiroides y que necesitaba urgente una cirugía; una tiroidectomía total, mi tiroides estaba muy dañada o sea estaba para dársela de comer al gato jaja

Me moría de miedo, pero una vez más salí adelante de tan aparatosa cirugía y poco a poco me estabilicé,debo tomar medicina diario sino ahí sí me petateo, pero no puedo porque después de varios años y varios intentos de embarazo llegó María José a nuestras vidas, una bebé arcoiris (después de una pérdida, el bebé que llega le llaman arcoíris porque después de la tormenta, sale el sol y su luz forma un arcoíris) ahora ya tiene 4 años y medio y es nuestro motor, ella es cantarina, baila todo el día, es un perico ( no se calla) y nos da luz, mucha luz y mucho amor para seguir adelante día con día!

Este 14 de enero de este nuevo año que comienza Juan y yo cumplimos ¡10 años juntos! Claro, no todo es miel sobre hojuelas, y quien se los diga ¡les miente! Jaja la vida no es color de rosa, tiene muchos matices pero todo depende de cómo la quiera vivir uno, “la actitud no lo es todo, pero casi” eso nos lo dijo un doctor a mi hermana y a mi, pero viene perfecto para cualquier situación difícil por la que la vida nos haga pasar, por mala que sea si tienes buena actitud seguramente saldrás adelante bonito, sin tantas piedritas en el camino.

Ahora resumiendo, he aprendido a ser resiliente con golpes muy bajos que me ha puesto la vida, he salido adelante, pero tampoco los cambiaría porque no los puedo cambiar, así me tocó pero gracias a esos golpes bajos, soy la mujer que ahora soy, soy una mejor y más bonita versión mía!

Gracias a las personas que han pasado por mi vida, las que se han quedado y las que no también, gracias por los regalos que me ha mandado Dios el universo o en lo que quieran creer, gracias a Juan por siempre estar en las buenas en las malas y en las peores, gracias a Marijose por habernos escogido como papás, gracias a mi mamá y a mis hermanas que no dejaron que me cayera en un hoyo oscuro y profundo!

Gracias a la vida, seguiremos echándole ganas y viviendo bonito hasta que llegue nuestro último suspiro!

Gracias!

Sandra Villaseñor Roiz

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