Llegó un día en que no sabía qué hacer ni qué camino seguir, hasta que abrí mis ojos ante lo desconocido y volví a ser YO. Mi nombre es Marcela y hoy me gustaría compartirte mi historia.

De profesión, soy Lic. en Contaduría Pública, madre de tres hijos y esposa desde hace once años. Mi vida ha sido como la de muchas mujeres, aunque hoy quiero contarte sobre el momento en el que mi vida dio un giro de 180 grados; ese instante en el que puedo hablar claramente de la Marcela del antes y del después; fue entonces cuando aparecieron dos historias con un giro muy radical. Pero, antes, te compartiré quién soy y por qué decidí emprender un proyecto que se ha convertido en mi pasión.

Mi carrera laboral inició cuando recién había terminado la universidad. ¡Recibí una oferta de trabajo espectacular que no podía rechazar! Aunque había una condición que me llevaría, por primera ocasión en mi vida, a salir de mi zona de confort: esa oportunidad laboral indicaba que tendría que mudarme fuera de  mi ciudad. Tomar el trabajo implicaba dejar el lugar que me vio nacer y crecer, dejando atrás a mi familia y amigos.  Así, con 22 años recién cumplidos, una carrera que apenas terminaba y con muchos sueños por alcanzar, decidí emprender la aventura que implicaba trabajar en el área comercial. Con el paso de los años me formé como entrenadora de líderes de venta, trabajé con grandes mujeres mexicanas y asumí el gran compromiso de ayudarles a cumplir sus sueños. Ayudarlas en su camino de desarrollo personal, empoderamiento, autoestima y también con su crecimiento financiero, me apasionaba enormemente; además, también me permitió crecer profesionalmente, cumpliendo objetivos año tras año.

En ese camino laboral descubrí que mi pasión era trabajar con personas y ayudarlas a alcanzar sus metas en sus negocios pero, para eso, yo también debía prepararme para crecer juntas. Fue así que, con ese equipo de ventas conformado únicamente por mujeres, pasé 16 años de mi vida, formando una relación que, con el tiempo, más que un equipo de trabajo se sentía parte de mi familia. Tras 16 años de trabajo en esa gran compañía, ser mamá de tres hijos, con una vida normal y en un día común, conocí al amor de mi vida, a mi compañero de aventuras y mi cómplice.

BIENVENIDA INCOMODIDAD PORQUE TÚ ME INDICAS QUE ES HORA DE TOMAR NUEVOS RETOS

Llegó un momento en el que me surgió la necesidad, como supongo que a todas nos pasa, de hacer cosas diferentes. La incomodidad llegó a mi vida y es que, cuando tu corazón te dice que el ciclo laboral de tantos años ya acabó, comienzas a sentir una inquietud que se refleja en tu forma de ser. Fue entonces cuando decidí dejar a la empresa que durante 16 años me dio cabida y comenzar un nuevo reto en una compañía que también me dio grandes regalos, satisfacciones y que siempre formará parte de mi vida. Esta compañía tiene un corazón sueco con grandes productos y ofrece una gran oportunidad de crecimiento financiero para las mujeres mexicanas. Ahí viví la maravillosa experiencia de trabajar con líderes de ventas, lo más fascinante para mí era ver cómo tantas personas logran sus sueños, crecían económicamente, en su persona y profesionalmente.

Por cuestiones de la vida tuve que dejar esa compañía que se había convertido en mi pasión para mudarme a la Ciudad de México, junto con mi familia, en busca de una mejor vida. Entonces, decidí tomarme un año sabático para convertirme en mamá y esposa de tiempo completo. Ese año fue muy agradable porque pude disfrutar de esta nueva ciudad y sus encantos; caminar con mi familia por las calles, sin prisas ni horarios fue un regalo maravilloso y atesoro cada uno de esos pequeños grandes momentos.

No obstante, al terminar ese año, me sentía perdida, mi corazón quería de nuevo ser lo que era antes. Necesitaba estar en contacto con personas que buscaran ayuda para saber cómo iniciar su emprendimiento, para indicarles el camino, tomarlas de la mano y verlas crecer; pero, yo también necesitaba ayuda, comencé a sentirme sola, deprimida, quería volver a ser yo.

Pasó un largo tiempo en el que encontré oportunidades laborales en distintas empresas que nunca resultaron ser lo que yo buscaba. Una y otra vez sentía que me equivocaba, pero, cuando menos lo esperaba ya estaba ahí, en un nuevo empleo y con una mayor frustración cada día. Estaba perdida, lejos de mi esposo, él en una ciudad y yo en otra, frustrados los dos y con muy poco tiempo para disfrutar de nuestros hijos y nuestro hogar.

Ocasionalmente, el trabajo nos mantenía distanciados, luego juntos, después distanciados nuevamente, hasta que entendimos que ya no queríamos estar así. En un momento de desesperación retomé el hábito de la meditación que siempre me había gustado y la vida me llevó a reencontrarme. Comencé a estudiar y aprender nuevas cosas, desarrollé nuevas habilidades y justo ahí me volví a encontrar.

La Marcela actual, aquella mujer que se había perdido, se encontró nuevamente; aunque aún no sabía con certeza qué quería hacer o a qué me quería dedicar profesionalmente hablando. En mi mundo espiritual buscaba una señal para entender cuál era el propósito, la misión que vine a cumplir a este mundo. En ese reencuentro conmigo misma lo único que sabía era lo que ya no quería hacer más. Algo tenía muy claro: ya no quería estar lejos de mi familia por viajes laborales, aunque entendía que tenía muchos miedos que, por cierto, aún viven en mí.

Pasó un tiempo mientras buscaba una respuesta sobre cuál era el mejor camino a tomar, hasta que entendí que la respuesta estaba en mi corazón y comencé a fluir con aquello que amaba, que disfrutaba y que seguía siendo mi pasión: estar con personas que me decían “gracias a ti pude lograr mi objetivo”, “gracias a tu enseñanza cumplí mi sueño”. Fue entonces que comenzaron a llegar recuerdos de ese “salario emocional” que me pagaban las personas y me hacía sentir tan feliz.

UN VIAJE A LO DESCONOCIDO, REENCONTRARME Y PONER LOS PIES EN LA TIERRA

¡Al fin llegó la respuesta! ¡Quería emprender! Pero estaba llena de miedo; no quería sentirme expuesta porque me sentía fuera de práctica. No estaba decidida a hacer cosas que no me gustaban, pero, en mi aprendizaje diario, yo sabía que debía estar justo donde me daba tanto miedo y que me era desconocido. Se trataba de emprender a través de las redes sociales para compartir mis conocimientos y experiencia como coach, formadora y desarrolladora de líderes emprendedoras.

Yo sabía que necesitaba un empujoncito, un soporte y un apoyo incondicional que ahí ha estado siempre: mi compañero de vida. Él siempre ha dicho  que yo tengo todo para iniciar mi emprendimiento, me empodera y me recuerda siempre todas las habilidades que en algún momento he tenido la oportunidad de  desarrollar. Fue entonces que juntos decidimos emprender un proyecto en el que asesoramos a líderes y emprendedores de una forma distinta; desde la empatía, con una perspectiva de lo que realmente los líderes emprendedores necesitan actualmente. 

Comencé a prepararme, a refrescar mis habilidades y a mejorarlas en todos los sentidos. Me involucré de lleno en adquirir nuevos conocimientos respecto a marketing, redes sociales, diseño, etc., todo con un propósito claro: ayudar a esas personas que están en el camino del emprendimiento que saben qué es lo que quieren hacer, pero que no tienen un método claro para lograrlo.

En este mundo, hay muchas personas que les dicen a los emprendedores qué deben hacer, pero nadie les explica con detalle cómo tienen que hacerlo. Por eso estamos preparando cursos gratuitos para llegar a todas esas mujeres que se encuentran en ese paso, mujeres que ya se atrevieron a iniciar su propio negocio de venta de productos pero que se encuentran en el punto de entender cómo deben continuar.

En esta nueva normalidad, las reglas ya cambiaron, ahora se nos exige trabajar y hacer cosas diferentes con innovación, entendiendo el mercado actual. Me doy cuenta de cómo muchos emprendedores están frustrados porque invirtieron tiempo, dinero y esfuerzo, pero están detenidos sin saber cómo continuar. He visto tantos casos así que sé que les podemos ayudar a cumplir sus metas con métodos claros y fáciles de entender. En nuestra página y redes sociales procuramos compartir contenido interesante que puede ser de utilidad para ellos, esperamos que poco a poco les sirvan como lucecitas que se van encendiendo en su camino de emprendimiento.

¡¡HAZTE RESPONSABLE DE LO QUE QUIERES CREAR!! ¡¡TÚ ERES UNA MARAVILLA!!

El mensaje que te quiero dar, desde mi corazón, ¡es que te atrevas! Sé que tienes miedo, sé que no sabes por dónde empezar, a mí, me pasó igual. Sólo escucha tu corazón, analiza todo aquello que te gusta hacer, que te conecta, todo aquello con lo que fluyes y con lo que te puedes identificar porque son actividades que no te cuestan trabajo y que no percibes como un sacrificio.

Sé que siempre nos han dicho que lo bueno cuesta, que es necesario sacrificar muchas cosas por ser exitoso, pero yo no creo que eso sea necesario. Si estás haciendo algo que te molesta y no te hace feliz, ahí no es tu lugar. Se vale iniciar algo y en el camino puedes ir recalculando, es decir: “comencé haciendo esto, pero en el camino me di cuenta que no era”. ¡No pasa nada!, siempre puedes recalcular durante el camino e ir encontrando lo que realmente mueve tu corazón y tu alma. Todo en la vida es aprendizaje, toma esas experiencias y sé la mejor versión de ti,  cada día,  haciendo lo que más amas.

SI LO QUE SABEMOS TE PUEDE CAMBIAR LA VIDA, ENTONCES VALIÓ LA PENA. 

Ya era la hora de comenzar a cumplir mi sueño, siempre me dediqué a ayudar a los demás y apoyarlos para que alcanzarán sus sueños, pero el mío lo mantenía guardado en el cajón. Entonces, me preparé con toda mi energía y, aunque aún tengo mucho miedo, sigo teniendo mi visión muy firme en lo que quiero hacer y cómo quiero lograrlo.

Tengo que compartir lo que sé, todo lo que he aprendido, si a alguien le puede servir y además se puede lograr que cambien su vida para bien, entonces estaré cumpliendo con mi misión de vida.

 Marcela Irene Cruz Lugo.

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